Cortijo de
la Sierra, La Sierra de Gibalbín abriga este cortijo andaluz del siglo XIX.
Tiene alma taurina y tradición agrícola, a pocos minutos de Jerez de la Frontera.
Este cortijo es sinónimo de naturaleza en estado puro. Conviven agricultura,
cacería, ganadería brava y de caballos de pura raza español de una forma muy
especial; dando vida a un pequeño paraíso con mucho sabor andaluz.
El Cortijo
encalado que tras su portón verde de madera esconde un gran patio empedrado con
limoneros y naranjos que nos recuerdan a las labores agrícolas y ganaderas de
antaño.
Los
graneros que antiguamente estaban llenos de cada cosecha, hoy se han
reconvertido en grandes salones anexos al cortijo, donde se dan cita los invitados
de las cacerías y las tientas que se celebran cada año.
La
ganadería brava, por la sierra y los llanos pastan los astados de la ganadería
Rocío de la Cámara, propietaria de la finca. La ganadería de caballos Pura Raza
Española.
El jardín”,
La principal actividad de la finca es la agricultura y por ella inmensos campos
de trigo, girasoles, algodón y remolacha crecen alrededor del cortijo.
En el
epicentro de la Sierra de Gibaldín se encuentra una de esas ganaderías que
poseen como seña de identidad el apego a una sangre tan personal y de tanta
clase como es la de Osborne. Una sierra, un paraíso natural que atraviesa parte
de la provincia de Cádiz, agigantando su importancia en el término municipal de
Jerez de la Frontera. Rodeada de llanuras que circundan los valles de los ríos
Guadalquivir y Guadalete, la de Gibaldín es una sierra que en realidad es una
atalaya natural, un lugar estratégico. Todos los machos de Rocío de la Cámara pastan
en sus estribaciones.
Hablamos de
una ganadería con trayectoria y leyenda. Más de 60 años hace que la formó
Fernando de la Cámara y que hoy la dirige su hija Rocío. "La ganadería la
forjó mi padre en 1952 y desde el inicio quiso que su hija se aficionara al
toro bravo porque su sueño era que, al no tener hijo varón, fuese su hija quien
tomara su testigo. De hecho, en 1965 ya anuncia la ganadería a mi nombre.
Estamos hablando que nuestra historia es de más de medio siglo y por tanto
durante este tiempo hemos atravesado todo tipo de etapas".
A lo largo
del tiempo no ha variado la afición por el toro bravo. Pero sí cambiaron los
parámetros y el encaste. Lo que durante años fue predilección por todo lo
procedente de Carlos Núñez, hoy es un estandarte de la línea más suculenta y
pura de Osborne. “Hoy el encaste es Osborne y Domecq”. Las primeras vacas de Osborne las compré en los años
80 que fue cuando me enamoré de la pureza genética de ese encaste. Desde
entonces he creído mucho en esa raza, en su fondo de bravura, en su galope y
por encima de todo en su calidad. Hace unos años echamos un toro de Núñez del
Cuvillo, de nombre Timón, indultado en Tarifa, que nos ha servido para
refrescar y apuntalar todas las líneas que tenemos de Osborne y Domecq".
El comportamiento y los matices que aporta al toro bravo una línea tan
definida y con tanta personalidad como es lo de Osborne. “Lo más importante que
posee Osborne es su clase, eso para mí es un valor añadido en el toro bravo y
más en estos tiempos. Genéticamente es un tipo de animal muy puro. Es verdad
que quizás por su consanguinidad la ganadería matriz ha perdido fuerza en los
últimos años, pero el reguero de clase y calidad que ha formado con los años es
importantísimo para quienes creemos en la clase como la virtud más determinante
de un toro bravo”.
La clase
como seña de identidad. La calidad, en definitiva. Rocío de la Cámara no oculta
que su concepto de bravura se encuentra mediatizado favorablemente sobre esa
base. “Siendo muy niña recuerdo que don Álvaro Domecq me dijo en un tentadero
que si selecciono buscando clase, mis toros sacarían clase porque la clase me
daría clase. En aquel momento no di importancia a sus palabras pero el tiempo
me ha demostrado que tenía mucha razón”, afirma. Sin embargo, su fijación por
la calidad no le hace perder la perspectiva de saber que el toro bravo debe
tener otras características que acompañen a la clase: “Es evidente que
únicamente con la calidad no moldeas un toro bravo porque al final el toro
ideal que cada uno buscamos es una suma de factores. Personalmente, el
prototipo del toro que busco es una fusión entre la bravura, la nobleza y la
propia clase, que a su vez es la unión de otras características como la
repetición, la humillación, la profundidad y el galope”.
Los vértices
de selección y de comportamiento de los animales bravos son muy amplios. “Un
toro puede ser muy bravo y no tener clase. Y un toro puede tener mucha calidad
y no tener bravura. En la crianza del toro hay muchos matices que hay que
tenerlos en consideración a la hora de hablar de virtudes y defectos”. A juicio
de la ganadera sevillana la bravura: “Es acometividad, movilidad, fondo y
transmisión. La bravura es la fuerza que tiene un toro para pelear en la plaza
hasta el final. Su potencia es la bravura. Eso no quiere decir que la bravura
sea un sinónimo de toro bueno. Como tampoco un toro con calidad es obligatoriamente
un buen toro si no tiene fondo para repetir o si le falta fuerza. El toro
excepcional y el que todos los ganaderos buscamos es el que aúna bravura y
clase, ese es el toro que garantiza el disfrute del público y el éxito del
torero”.
La
exigencia en el tentadero es un puntal para buscar ese toro ideal. El banco de pruebas, el secreto mayúsculo de todos
los criadores de toros bravos. “Para llegar lejos criando toros debes ser muy
exigente”. “Nosotros utilizamos dos criterios que nos
han dado buenos resultados a lo largo del tiempo que es la seriedad en el
manejo y la escrupulosidad a la hora de la selección. Sin olvidar un tercer
factor que es muy importante tanto en el campo bravo como en la vida que es la
suerte”.
La clase empieza por el
galope que es la entrega y que es además ritmo, son, tranco, humillación, modo
y forma de colocar la cara…; no me sirve un toro con movilidad porque la
movilidad nunca es determinante si se mueve mal. Hoy en el toreo se habla mucho
de toros con movilidad pero la pregunta es: ¿cómo se ha movido?”.
De la Cámara Ysern, Dña. Rocío
Sigla: UHN.
Asociación: “Unión de Criadores de Toros de Lidia”.
Localización: Jerez de la Frontera (Cádiz).
Propietario:
Dña. Rocío
de la Cámara Ysern
Avda. de la
República Argentina, 16 – 2º A
41011
Sevilla.
Divisa:
Azul.
Señal oreja: Zarcillo en ambas. (Zarcillo)
Finca:
'Cortijo de
la Sierra' Jerez de la Frontera (Cádiz);
'Dehesa
Boyal' Chiclana de la Frontera (Cádiz).
Historia:
En 1920 adquirió esta ganadería don Antonio Flores Tassara,
la cual había sido formada por don Diego Hidalgo Barquero, y después de muchas
transmisiones pasó a dicho señor, que en 1931 se la vendió a don Marcial
Lalanda, el cual le agregó en 1933 un lote de vacas y dos sementales del señor
Conde de la Corte y eliminó lo de la anterior procedencia. En 1945 fue vendida
a don Silverio Fernández Ovies, y en 1952 la adquirió don Fernando de la
Cámara, que la rehizo con reses de “Carlos Núñez” y “Villamarta”, variando el
hierro por el que actualmente utiliza. El lote adquirido en 1960 a don Samuel
Flores fue posteriormente eliminado, y desde 1965 se anuncia a nombre de su
hija y actual propietaria. En 1991 adquiere un lote de hembras de la de
herederos de don José Luis Osborne.
Procedencia actual: D. Juan Pedro Domecq y Díez-D. José Luis Osborne
Vázquez.
Mayoral:
Juan Galán Florido.
Antigüedad: 17/06/1979